Hay un punto en tu vida, en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará. De modo que no te preocupes por la gente de tu pasado , hay una razón por la que no estarán en tu futuro.


jueves, 24 de noviembre de 2011

La última carta

Freddie Mercury, nombre que eligió en detrimento de su original e hindú Farrock Bulsara, porque "tenía más poder", cumpliría hoy 65 años. Todo lo que podría haber hecho por la música desde su prematura muerte en 1991 hasta el día de hoy es imposible de imaginar. "¿Cuando esté muerto a quién le importará? A mí no", decía en una entrevista que se reproduce hoy en su página oficial. Libraba así a todos de la angustia y anticipaba la resignación.

A 20 años de su muerte, la estampa y la voz de Mercury siguen siendo únicas. En sus 45 años de vida vivió con la intensidad de varias existencias y dejó su identidad marcada a fuego en el show bussiness.

Mary Austin, fue su esposa durante seis años, y cuando Freddie descubrió y asumió plenamente su homosexualidad, la relación se transformó, pero mantuvo el cariño y el respeto por el resto de sus vidas.
Ella fue la primera en enterarse de que Freddie padecía VIH y en su testamento, el músico le dejó la mitad de su fortuna, incluso Garden Lodge, la lujosa mansión que Mercury tenía en el exclusivo barrio londinense de Kensington, repleta de muebles antiguos, pinturas originales y rodeada de un jardín japonés.

Dicen los allegados que durante las giras Freddie no pasaba dos noches seguidas con el mismo amante, frecuentando clubes y fiestas gays donde la promiscuidad era lo más común. Sin embargo, él declaraba que toda la extravagancia y extroversión que mostraba en el escenario, menguaban cuando se encontraba en la intimidad. Por eso, declaró públicamente en una carta que padecía sida, recién un día antes de morir. Así, terminó con todas las especulaciones sobre su salud que habían rondado por meses. Unos años antes, Mercury vio avecinarse la tragedia cuando dos amigos suyos, ex amantes, murieron de sida. Entonces, la enfermedad era mala palabra, no sólo por sus consecuencias fatales sino por la estigmatización social que implicaba.

Y asi se despidió, el más grande:

"Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo en las pruebas del virus y que tengo el sida... Es hora de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella..."

Freddie Mercury
23 de noviembre de 1991

(24 horas despúes de haber escrito la carta, Freddie Falleció)


Las últimas horas de Freddie ( Texto transcrito íntegramente del Blog de Queen )

Muy poco se sabe de las ultimas horas de Freddie Mercury. Su padecimiento fue celosamente mantenido en secreto durante años. Solamente algunos de sus amigos más cercanos, sus amistades y su novio Jim Huttom, estuvieron con la estrella de Queen en estos momentos tan difíciles para ellos.

La Enfermedad

Severos dolores aquejaban día tras día al pianista. Huttom comentaría que la ultima vez que Mercury estuvo consiente fue el viernes 21 de noviembre de 1991. Cuando regreso a Garden Lodge (suntuosa y extravagante mansión londinense que Freddie amaba), Jim lo subió a ver. El peluquero y jardinero de profesión se recostó al lado del cantante, quien dijo con un suspiro: “pronto todo el mundo lo sabrá”. Se refería a la carta donde anunciaba oficialmente que estaba enfermo de SIDA y que seria entregada a la prensa internacional a la media noche. Mercury lo hizo así porque no quería que la prensa sensacionalista británica tuviera la exclusiva. Fue una especie de venganza después que los tabloides especularan durante meses sobre su condición.

Sus últimas palabras

A las 10 de la noche se agitó terriblemente, pedía sus medicinas a gritos: cuatro píldoras analgésicas (el tratamiento con AZT y otros medicamentos los había abandonados semanas antes). Hutton y Mercury se quedaron dormidos, abrazados. En la madrugada del domingo 24 de noviembre, Mercury despertó a su pareja para que le llevara algo de fruta. Le preparó rebanadas de mango y un vaso con jugo para combatir la deshidratación crónica que sufría su famoso consorte. El lider de Queden comió la fruta y Jim volvió a dormir. Unos minutos después de las 3 de la mañana, Freddie despertó a golpes a Hutton. Abría la boca desesperado, señalando su garganta y su rostro reflejaba pánico. Su acompañante no sabia qué hacer. Pasaron más de 30 minutos, hasta que llegó otro asistente de Freddie, llamado Joe. Ambos trataron de calmarlo, hasta que Joe reviso la garganta y encontró que se le había atorado un pedazo de mango, pero Mercury estaba tan débil que no podía tragarlo ni escupirlo. Poco después volvió a dormir. A las seis de la mañana, Freddie pronunciaría sus ultimas palabras: “Pipí, pipí.”

La llamada de la muerte

Joe y Jim lo llevaron al baño cargando, pues no podía tenerse en pie. Cuando lo regresaron a la cama, se escuchó el espantoso crujido de un hueso rompiéndose. Mercury aulló de dolor y comenzó a convulsionarse. Trataron de calmarlo, pero fue inútil. Llamaron al médico Gordon Atkinson, quien le recetó una inyección de morfina, aunque era alérgico a ella. Atkinson comentó que el paciente moriría el martes. Mary, la apoderada legal y confidente de Freddie, pasó a verlo por la mañana. Elton John fue a visitarlo unos momentos. Poco después llegaría otro de sus grandes amigos, Dave Clark, del grupo Dave Clark. Freddie estaba peor que nunca. No respondía a ningún estimulo externo. Sus ojos estaban opacos. Clark le tomó la mano para que acariciara a Delilah, la gata inmortalizada en la canción del mismo nombre del disco Innuendo. Mercury hizo evidente que quería ir al baño, sin embargo, se hizo en la cama. Huttom les pidió a todos que salieran porque le iba a poner camiseta y calzones limpios. Mientras le ponía los calzoncillos, Freddie quiso ayudar, subiendo su pierna izquierda. Ese fue el último esfuerzo. Huttom comenta que al sentir que la pierna perdía fuerza, supo que una de las grandes leyendas del rock mundial había muerto. Jim tomó a Freddie, su amante por siete años, y lo cubrió de besos. Dijo que lo veía radiante, como si al final todo lo malo hubiera desaparecido, volviendo a ser aquel que estremeció al mundo con su arte, encanto y voz.