Hay un punto en tu vida, en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará. De modo que no te preocupes por la gente de tu pasado , hay una razón por la que no estarán en tu futuro.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Viaje al fin del mundo

En la antigüedad, cuando se daba por sentada la horizontalidad de la Tierra, los romanos suponían que allí, donde terminaba la última superficie sólida, emergían los mundos infernales. Hasta la Edad Media, el universo cristiano, en tanto, creyó que el Finis Terrae podía ser el comienzo del Cielo. Actualmente, siglos después de romanos y cristianos primeros, cuando ya se conocen las tierras más allá del Atlántico, el Faro de Punta Candieira, ubicado en las costas de Galicia, más concretamente en el concello de Cedeira, en España, sigue siendo un lugar en el que conviven lo humano, lo pagano y lo divino.



Sus tormentas hacen que el mundo se vuelva noche mientras truenan sus nubes, se recitan oraciones, se recuerdan leyendas y las brujas danzan al compás del sonido de la lluvia.
Son costas, donde se concentran la mayor cantidad de naufragios de las aguas gallegas. Se trata de historias mínimas de 4 ó 5 pescadores que apenas saben despedirse porque navegan con la esperanza de regresar. Y que el único abrazo que reciben antes de morir es el del agua fría que los esconde para siempre en la inmensidad del océano. La tragedia, entonces, no es sólo la muerte, sino la certeza del cuerpo ausente por el resto de los días.

A los pies de la ladera del Faro de Punta Candieira es posible contemplar una agreste y bellísima zona de costa. Sus atardeceres allí son tan impresionantes que son la razón por la que algunas de las que hemos visitado el lugar las consideramos sagradas.



El pueblo al que pertenece tan espectacular lugar es una villa típicamente marinera, formada en torno a la actividad pesquera. Sus estrechas callejuelas están completas de casas típicas. Allí se unen muchos de los elementos que definen hoy al territorio gallego que mira hacia el mar. Las aguas embravecidas; el espíritu de los que han perdido su vida en el mar; las mujeres en puerto esperando mientras tejen redes; los más altos acantilados de Europa bajo el sol; resguardadas playas casi vírgenes; senderos inexplorados; el bullicio de los jóvenes y los turistas; y una gastronomía excepcional, que permite degustar toda clase de mariscos y pescados recién llegados a puerto, elaborados siguiendo las más antiguas tradiciones culinarias.







No me gustaría terminar este Post sin reseñar un Cortometraje dedicado a todos los que arriesgan su vida en el mar y que se rodó íntegramente en Cedeira. Además reseñar su nominación a los premios goya como mejor cortometraje. Va por todos ellos..!!!!