Hay un punto en tu vida, en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará. De modo que no te preocupes por la gente de tu pasado , hay una razón por la que no estarán en tu futuro.


viernes, 16 de diciembre de 2011

Una Amelie con Sobrepeso

Precious

La felicidad, como todo el mundo sabe, es ecuménica, está al alcance de todos. Está al alcance, incluso, de una negra analfabeta sumida en la marginalidad de Harlem, que padece obesidad mórbida, que fue violada repetitivamente por su padre, que tiene un hijo adolescente con síndrome de Down y cuya madre la maltrata física y psicológicamente.

Es ‘Precious’ una película que abarca demasiados aspectos, quizás por ello podría calificarse de azote a la sociedad, y también de retrato crítico del funcionamiento de un sistema, el estadounidense, que igual que genera esperanza y fe en uno mismo, también te presenta ingredientes para alimentar la degradación, el dolor y el desprecio.

Nos podemos encontrar racismo, frustración, homofobia, abusos sexuales, incesto, inmigración, enfermedades sexuales, homosexualidad, religión, educación y un sin fin de dianas en la que Lee Daniels dispara sin piedad. Son quizás demasiados elementos, demasiados temas los que expone sobre la mesa y por ello, ahonda con especial virulencia en el dolor. Para llevar a cabo un retrato de rechazo, que es quizás el principal sentimiento que está presente de principio a fin, no era necesario abordar la sinuosa y tortuosa vida de la protagonista con tantos matices insertados con el único fin de dejarnos un sentimiento de desolación.

Con todo, ‘Precious’, a pesar de su incisivo abuso en el dolor en busca de lágrimas abundantes, consigue un retrato valiente, poderoso, bien narrado y aún mejor interpretado, convirtiéndose en un film que a pesar del mal rollo que genera, deja una sensación satisfactoria. Su desgarradora historia, a pesar de su exploración de microuniverso sórdido y aterrador, resulta verídico, convincente y emocionante.