Hay un punto en tu vida, en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará. De modo que no te preocupes por la gente de tu pasado , hay una razón por la que no estarán en tu futuro.


domingo, 30 de septiembre de 2012

La peonza tiene la respuesta

Estoy en el sofa de mi casa, en plena realidad. Giro mi peonza para ver cómo cae del lado derecho, asegurándome de que estoy consciente. Sé que voy a ver: Origen, película de Christopher Nolan con Leonardo DiCaprio y que trata de “algo relacionado con los sueños”. Lo que no pude imaginar es a la complejidad argumental a la que puede llegar semejante premisa. Ojo, no estoy diciendo que Origen sea incomprensible: Es sencilla de entender, pero obliga a tener los cinco sentidos alerta y fijados en el filme.

Sentada en mi sofá, mientras miro la tele vacía. Tele que durante las siguientes dos horas y media se va a llenar de tramas imposibles, rocambolescos giros de guión y una película que acierta a la hora de tomarse muy en serio a sí misma pero que quizá resulta demasiado pretenciosa y liante para lo que quiere contar. Pero de momento yo no se nada de eso. La tele esta en blanco. Cierro los ojos.

Primer sueño. Leonardo DiCaprio borda un papel en el que interpreta a un hombre que entra en los sueños de la gente para robar información de la mente y que esta vez debe hacer algo que supuestamente no se ha hecho nunca: Meter información. Es mucho más complicado, infinitamente más complejo y necesitarán crear una estrategia tan fiable como irrompible. El punto de partida se ha creado, es claro, conciso y, sobre todo, atrayente. Cierro los ojos.

Segundo sueño. Una ciudad que se pliega sobre sí misma, disparos en el ártico, el Limbo, una canción de Edith Piaf, un espejo que se rompe, una cafetería que explota, una furgoneta cayendo al mar, unos niños a los que no podemos ver la cara. Origen es una película de imágenes, de momentos, en el que cada plano quiere significar algo, en el que nada es dejado al azar, de la que se pueden sacar tantas imágenes icónicas como escenas tiene. La peonza gira sin parar. Cierro los ojos.

Tercer sueño. Todos los actores son dignos de aplauso, desde un estupendo Leonardo DiCaprio hasta una funcional Ellen Page (quizá lo peor de la función), pero nadie más digno de una reverencia que Nolan, que ha ampliado y mejorado la fórmula de El Caballero Oscuro (una hora de tranquilidad, otra media de planteamiento y una última hora explosiva) para convertirse en, sin duda, el mejor director de cine de la actualidad o, al menos, el que mejor cuenta lo que quiere contar usando los efectos especiales en favor de la historia y no al contrario. Cierro los ojos una vez más.

Cuarto sueño. Escuchamos música de fondo. Queda poco para tener que irme despertando. Origen es una película mucho menos compleja de lo que puede parecer a primera vista: Es un filme cíclico, contado de manera original y que nos hace disfrutar del viaje de principio a fin. Así es Origen. Algo explota a nuestro alrededor....

Abro los ojos, pienso qué nota ponerle a la película. Y es que no es fácil poner una nota a Origen: Por un lado, es una película atrayente, interesante y que no trata al espectador como idiota (excepto a ratos, en el primer acto), con un final que demuestra que esa tontería del 3D no puede competir contra una película espectacular de verdad. Pero por otro, es un filme innecesariamente alargado, algo pretencioso y pedante en ocasiones, que redunda una y otra vez en lo mismo y con giros de guión muy tramposos. Claro está, poco de esto importa cuando uno se da cuenta de que ha visto una película original, diferente, un intento de Nolan por crear historias no basadas en nada y demostrar que aún se puede innovar en el mundo del cine. Giro la peonza. Se para pronto. Sí, esta película existe: Seguimos en el mundo real.